El descubrimiento obligará a
reconsiderar los riesgos geológicos
marinos en la zona, ya que la
evolución y crecimiento de fallas
recientes puede producir,
potencialmente, sismos de mayor
magnitud que en fallas ya formadas.
La fractura originó el terremoto de
magnitud 6,3 que sacudió Melilla y
varias zonas de Andalucía el 25 de
enero de 2016.
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